miércoles, 10 de septiembre de 2008

Comentarios del Libro: Comer, Rezar, Amar

Advertencia: el siguiente artículo contiene algunos pequeños pasajes del libro (spoilers) así como mis impresiones durante su lectura, si eres de las personas que no te gusta que te cuenten ni siquiera un renglón e un libro que no has leído entonces favor de evitar la lectura del presente artículo. Recientemente leí el libro mencionado en el título de este post: “Comer, Rezar, Amar”, de la escritora Elizabeth Gilbert y cuya portada aparece junto a estas líneas. El título completo en español del libro del libro es: “Comer en Italia, Rezar en India, Amar en Indonesia”. Adquirí el libro en un arranque compulsivo, movido más bien por el recuerdo melancólico y romántico que tengo de ese hermoso país que es Italia, a cuyas ciudades de Roma, Venecia, Perugia y Asís ansío regresar sobre todo para volver a degustar esos exquisitos chocolates de Perugia que son los más sabrosos que haya probado en mis 28 años de vida. Ok, pero volvamos al libro... la contraportada del libro relata de manera rápida los motivos del viaje de la escritora-protagonista de este entretenido libro que bien podría ser una “novela rosa” ó “novela del corazón” dado el contenido amor-odio de su primer capítulo y amor-erotismo-salvación del último. Con lo anterior no quiero decir que sea malo, por el contrario, el libro es el ameno y divertido relato de las vivencias de la autora luego de un divorcio emocionalmente exhaustivo (tal vez por causa de ella misma) en donde el afán de molestar de uno se mezcla con el sentimiento de culpa del otro. Un cuaderno de los viajes por Italia, India e Indonesia donde narra vívidamente los escenarios, o al menos eso me pareció a mi ya que mis recuerdos de Venecia, el Panteón de Agripa entre otros me situaron en más de alguna ocasión en el lugar exacto visitado por la autora. De India e Indonesia no puedo decir que recuerde mucho dado que no los he visitado todavía pero la lectura invita en repetidas ocasiones a viajar a esos lugares y quedarse a vivir un tiempo para disfrutar de su tranquilidad, su comida y en ocasiones hasta de su tipo de cambio monetario !! La narración del capítulo “Rezar en India” al principio parece sacada de un libro de Yoga sin embargo luego se retoma su camino como una especie de diario personal de alguien que si bien disfrutó de los placeres de la cocina Italiana (con la correspondiente subida en tallas) no pudo sanar completamente su heridas y solo logró ocultarlas un poco, pero ¡hey!, al menos en Italia dejó de utilizar la “vitamina P” lo cual ya es un paso. Los paisajes, los lugares, y la personas son interesantes (sobre todo las personas), comprenden un cuadro de lo más variopinto. La narración es ligera y las metáforas son de lo más diversas y llamativas. El lenguaje, la traducción mejor dicho ya que el libro original está en inglés, contiene palabras que si bien no son de uso común por lo menos nos permite conocer más nuestro vocabulario, tal es el caso de las dos palabras que más se me quedaron grabadas: parterre y banyan. Si queremos profundizar un poco más tal vez mediante este libro podamos entender algunas lecciones de psicología, de espiritualidad y de la búsqueda de la felicidad. De psicología al darnos cuenta lo “cabeza dura” que somos los seres humanos al aferrarnos a una relación que no nos favorece motivados más bien por la falta de reflexión, nuestros traumas y temores en lugar del amor y el compromiso. De espiritualidad (y también psicología) al darnos cuenta de las múltiples maneras de buscar a Dios y la paz espiritual y los procesos de transformación que operan hasta que finalmente se llega a comprender un poco más. Y finalmente de la búsqueda de la felicidad en lugares donde jamás teníamos pensado ir y que resulta que disfrutamos a pesar (o tal vez a causa) de que no tienen nada que ver con el entorno en el que nos “desenvolvemos” a diario (o mejor dicho que nos envuelve irremediablemente y a costa de nuestra libertad física y psicólogica). Eso sí, lo de novela-rosa-de-amor-odio-y-en-ocasiones-erótica-suave nadie se lo quita, luego no digan que no se los advertí. ¡Un saludo!